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    Fotografía coloreada digitalmente que muestra a la Casa Tristán del Pozo, en la calle San Francisco, cuando en ella se ubicó el consulado argentino. 


    La construcción es de sillar, ese noble material volcánico tan característico de Arequipa.


    La portada barroca es el elemento central y más llamativo de la imagen. Está ricamente ornamentada con detalles tallados en alto relieve, incluyendo elementos vegetales, curvas, volutas, y ángeles.


    Encima del portón, se aprecia un gran frontón semicircular, también decorado con elementos florales y religiosos, típico del barroco mestizo arequipeño del siglo XVIII.


    A ambos lados del ingreso principal hay ventanas con rejas de hierro forjado, rematadas por molduras rectangulares y ornamentos florales tallados en la piedra.


    Las inscripciones o escudos tallados sobre las ventanas aportan identidad y prestigio al edificio. Eran señales del poder económico o familiar de sus propietarios.


    A la derecha de la imagen, un hombre de sombrero y vestido de oscuro se apoya en la pared mientras lee un periódico, añadiendo un aire nostálgico y humano a la escena.


    Se observan también otras construcciones coloniales a lo largo de la calle, con portadas secundarias y rejas similares, que mantienen la armonía arquitectónica.




    ✨ La Casona Tristán del Pozo: un tesoro de piedra en el corazón de Arequipa ✨


    En pleno centro histórico de Arequipa, donde las calles aún guardan el eco de carruajes y pisadas coloniales, se alza imponente la Casona Tristán del Pozo, una verdadera joya del barroco mestizo que parece detenida en el tiempo.


    Construida en 1738 con el inconfundible sillar blanco, esta casona deslumbra a propios y visitantes con su portada tallada a mano, una obra maestra de simetría, arte y devoción. Cada detalle esculpido en la piedra cuenta una historia: desde ángeles y flores hasta escudos heráldicos que revelan el linaje de una de las familias más ilustres de la época colonial.


    Pasear frente a su fachada es como hojear una página viva del siglo XVIII. Los balcones enrejados, las molduras decorativas y la elegancia de su arquitectura son perfectos para detenerse, admirar… y tomarse una foto inolvidable.


    Hoy, esta maravilla arquitectónica alberga una galería de arte y la sede cultural del BBVA, que abre sus puertas al público, permitiendo recorrer sus patios interiores y descubrir murales coloniales que han resistido el paso del tiempo.